X. SOLANO y C. LAVERNIER – Platero y YO
XIMO SOLANO (Voz) y CHRISTIAN LAVERNIER (Guitarra)
Un burro ¿De verdad un burro? ¿Hablamos de un burro o de quien, de qué, hablamos?
Platero y Yo. Yo en segundo plano, como observador del verdadero protagonista, Platero, un burro. Sí, hablamos de un burro.
¿Pero qué tiene de mitológico un burro si lo contraponemos a, yo qué sé, un toro: la fuerza, la bravura; un caballo: la elegancia, la velocidad? Un burro, desafinado, peludo, feo ¿Feo?, siempre rodeado de moscas a veces convertidas en mariposas, agitando orejas desproporcionadas y rabo, que no cola, en movimiento abrupto y agitado. De trote desacompasado y recorrido corto. Cargado con cosas, animal útil al Yo, al humano. Incansable sin protestar, de pezuña fuerte, pero de aspecto desgarbado. Un burro, sí, un burro.
Primero Juan Ramón Giménez, luego Mario Castelnuovo-Tedesco, dos hombres mediterráneos con vidas en algunos aspectos paralelas, marcadas por el exilio y juntos en lo poético por vete tú a saber que casualidades. Porque de esas casualidades, a veces, nace el arte. De los enamoramientos de cosas banales. Juan Ramón, de la vida a través de un burro, Mario, de la poesía de Juan Ramón. Porque sí, Platero y Yo es poesía seglar, laica, sin rima externa, pero con ritmo interno, 138 manchas sobre el papel para hablar del mundo. El mundo a través de la música, sobre un poema, sobre un burro. Sí, hablamos de un burro y del mundo a través de él, con él.
La ternura de la mirada de un niño que no es un niño. Ahí reside la grandeza del poeta que nos traslada a sus paisajes siendo él mismo protagonista secundario de la belleza que observa, y a veces de la crueldad, y a veces del dolor, de La vida.
La vida bajo la mirada de un poeta y un músico. La vida de un burro.
“De vez en cuando, Platero deja de comer, y me mira … Yo, de vez en cuando, dejo de leer, y miro a Platero”.